Pasaron los años y gracias a la influencia que tuvo en la región el monasterio de Santa María de Valdeiglesias. Por esa razón éste fue el poblado que más creció en toda esta región, ganando así un fuero y obteniendo el título de "Villa" en el siglo XIV. En esta zona la agricultura fue siempre de gran importancia y durante siglos se cultivó la vid, produciéndose vinos de muy buena calidad.
Un siglo después hubo una revuelta contra el Monasterio de Santa María y la villa fue anexada a los dominios de Álvaro de Luna. Fue él quien mandó construir el principal monumento que llegó hasta nuestro día el Castillo de la Coralera.
Esta fortaleza que es el mayor atractivo turístico que posee la villa, un edificio de estilo renacentista con un gran patio de armas y una Torre del Homenaje que se distingue por sobresalir del resto de la construcción.
Muy cerca de la villa, existen otros monumentos religiosos interesantes para ser visitados como la iglesia de San Martín Obispo, llamando la atención de los visitantes su estilo herreriano, diseñada por Pedro de Tolosa, quien fuera uno de los ayudantes de Juan de Herrera en la construcción de El Escorial.
Además, San Martín de Valdeiglesias es ideal para los amantes de la arquitectura, ya que aún conserva varios edificios del siglo XIX, marcando una notable evolución si se los compara con los edificios históricos medievales y modernos que aún permanecen en la zona.
Toda esta zona es perfecta para hacer una escapada de fin de semana y recorrer a través de sus monumentos un poco de la vieja historia de los pueblos cercanos a Madrid.
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